1 ene 2010

Han intentado asesinarme o la riqueza del refranero español


Recientemente he sido víctima de un intento de asesinato. Tengo seis amigas, si a eso se pueden llamar amigas, que para más detalles son hermanas entre sí. Tienen más peligro que una caja de bombas. Cuando están aburridas maquinan terribles monstruosidades. De la última ocurrencia fui el objetivo. Una de ellas, ejerciendo de inocente amiga, me llamó para invitarme a merendar en su casa. Acudí al día siguiente a la hora indicada. Estaban sólo ella y sus dos hijos pequeños. Me abandonó al cuidado de ellos alegando que tenía que salir a comprar no sé qué. (Refrán nº1: Donde hay confianza da asco). Poco a poco fueron llegando más hermanas y otros invitados. Volvió la anfitriona también. Cuando llevaba allí aproximadamente una hora, reparé en un extraño ser humano de alrededor de trece meses que paseaba por la casa sin prestar atención a nadie en concreto, con un chupete en la boca. Supe al cabo de los días que aquella bomba ambulante era portadora de un virus mortal, que fue esparciendo allí donde se acercaba.
La merienda transcurrió con aparente normalidad, si exceptuamos las extrañas miradas que las hermanas intercambiaban. He de decir que una de ellas no asistió excusando su ausencia por cierta extraña inflamación que padecía. Es la cabeza pensante del grupo. Sabía el peligro que corría, máxime estando como está en avanzado estado de gestación.
Exactamente treinta horas después de finalizar la celebración, y hallándome tranquilamente reposando en mi cama, mis ojos se abrieron repentinamente y tuve que salir disparada al cuarto de baño, donde por todos los orificios de mi cuerpo expulsé……vamos a dejarlo aquí. No voy a entrar en detalles. El caso es que cuando salí del baño estaba absolutamente hueca. (Refrán nº2: Quien con tiernos infantes pernocta, excrementado alborea). Me arrastré hasta la cama como pude, y de allí no salí prácticamente en dos días, con 38º de fiebre y hecha un verdadero trapo.
Por un fallo de cálculo, el virus se extendió más allá de lo pretendido originalmente, afectando a gran parte de los asistentes a la merienda, entre ellos la madre de mis torturadoras, que Dios las perdone.
Sirva este texto para denunciar el maltrato sufrido y para dejar constancia del hecho acaecido.
P.S. (Refrán nº3: Bicho malo nunca muere)

4 comentarios:

Unknown dijo...

Como hermano de las torturadoras decir que yo tampoco acudí a última hora. Aunque no me hubiera venido mal un virus de esos que estoy que reviento ajajjaja...

Jaguirre dijo...

Que ma vas a contar, 2 dias con sus dos noches con 37.0 a 38 de fiebre, entre la cama y el wc. Despues 4 dias mas casi sin poder probar bocado. Arrieritos somos y en el wc nos encontraremos.

Anónimo dijo...

¿Quiénes serán esas pérfidas? Si es que, no se puede ser "tita postiza"!!! Me parto!
Yospanish

Withfloor dijo...

El domingo osé volver a encontrarme con las perpetradoras. Por el momento, sin novedad.