25 jun 2009

El 850


Mi padre adquirió en 1971 un Seat 850 de dos puertas color rojo sangre. En aquel artefacto recorríamos España una vez al año de sur a norte y vuelta. Dieciséis horas de viaje por la Ruta de la Plata en el mes de Agosto, sin radio, sin DVD, sin Teletubbies, sin aire acondicionado, sin cinturones de seguridad. La Ruta de la Plata en los años 70 era una carretera nacional donde te encontrabas camiones transportando cerdos, camiones transportando gallinas, camiones transportando forraje. Y nosotros con las ventanillas abiertas tragando olor a cerdo, olor a gallina, trozos de paja. Mi hermano y yo íbamos en el asiento de atrás, asiento de eskay que se te pegaba a las piernas haciendo ventosa. Y la voz de mi padre diciendo: “Como no paréis quietos, os bajo y vais andando.” Amenaza que era muy capaz de cumplir, por lo que parábamos quietos durante un largo rato hasta que se nos olvidaba que podíamos acabar en la cuneta.
El viaje de ida era incluso emocionante, porque íbamos a casa de los abuelos a pasar un mes, y a mí me encantaba ir a casa de los abuelos. La vuelta era otra historia. El paisaje seco y lleno de toros aburridos que recorríamos por Extremadura y Andalucía con el sol de frente, a más de 35 grados, era un verdadero horror. Llegábamos a casa con las caras acartonadas, los pelos alborotados y con ganas de volver al año siguiente, porque Asturias bien merecía el esfuerzo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Me ha gustado esta historia! Me ha recordado a algo que aún evoco cada vez que escucho una retransmisión de fútbol en la radio: vuelta de Mazagón, Punta, o de donde fuera, un domingo de caravana y rodeada de hermanos, por todas partes...¡Entrañable!

Anónimo dijo...

Perdón, no he firmado mi comentario anterior, evidentemente, soy yo Maritú...

Withfloor dijo...

No compares. Vosotros estábais en un nivel superior. Tu padre tenía un R-12. Nosotros accedimos a ese nivel en el 77.

R. A. dijo...

Yo también recuerdo los viajes en el 850 de mis papis, de Coruña a Sarria, de Sarria a Vigo. Ya esos trayectos se me antojaban dignos de Marco Polo.
No quiero ni imaginarme de Huelva a Asturias... ¡como para ir en hibernación y despertarse al llegar!

Anónimo dijo...

el de mis padres era azul. Los viajes a través de la península los hacíamos en el simca 1200 blanco que siguió al 850. Era horroroso como se nos pegaban las piernas sudadas al asiento. Interminable recorrido.