06:58 hrs. Dos cadáveres griegos y uno español.
09:00 hrs. Dos cadáveres griegos y un zombie español.
10:00 hrs. Llegué al centro de conferencias media hora
tarde. Aún no habían comenzado, aunque estaba programado para las nueve y
media. La sala estaba medio vacía. Recibí una reprimenda de parte de la
presidenta de WISTA Francia. Ninguna de las miembros del comité ejecutivo había
aparecido hasta entonces. Yo era la primera.
Una de las conferenciantes fue la directora de pesca
de Marruecos. Nos enseñó un video de cómo recogen las mujeres algas en la
costa. Se meten en el agua completamente vestidas, con unas faldas largas y
aletas. Meten las algas en las faldas y salen chorreando agua. A decir
verdad, no sé a qué venía enseñarnos aquello. Su ponencia fue en francés, así
que tuvieron que repartir de nuevo cascos para la traducción simultánea.
Para comer sirvieron un buffet consistente en sushi,
quesos, mini pizzas y unas cazuelitas de madera con lasagna o mini potajes. De
postre unos pastelitos diminutos mar de ricos. Los camareros eran
tan eficientes que cada vez que se me ocurría dejar un vaso o un platito con
comida encima de una de las altas mesitas, de repente desaparecía.
A las dos y media se reanudaron las sesiones. A las
cuatro se dio por finalizada la conferencia. Sirvieron un café de despedida,
durante el cual dijimos adiós a todo el mundo.
Volvimos al hotel y nos pusimos ropa cómoda para ir a
Montmartre a dar una vuelta. Fuimos hasta allí en metro tres griegas, dos
polacas y yo. Volví a hacer el mismo recorrido que el domingo subiendo
por las empinadas cuestas empedradas, pero mucho más despacio porque se iban
parando en cada esquina, en cada tienda, sacando fotos de absolutamente todo,
hasta de los escaparates de las pastelerías.
Aparcado al costado del Sacré Cœur estaba el coche de
la foto, como si acabara de salir del concesionario.
Entramos a visitar la basílica. En ese momento
terminaba la misa de la tarde, con música de órgano incluida.
Bajamos caminando hasta la rue de las Abbesses para
cenar en un restaurante que le habían recomendado a una de las griegas. Pasamos
por una bombonería donde tenían una gigantesca Torre Eiffel de
chocolate.
Comimos bien y en abundancia por un precio adecuado.
Fuimos hasta el Moulin Rouge para sacarnos una foto en
la puerta. El domingo no me di cuenta de la clase de negocios que hay por el
Boulevard de Clichy. Hoy, ya de noche, los luminosos de los sex shop, el museo
del erotismo y el edificio de ocho plantas que contiene un Sexódromo de 3000
m2, me dieron un golpe en la frente.
Tras la foto de rigor salimos de allí pitando con
destino a la terraza donde ya nos conocen los camareros por nuestros nombres.
El trayecto en metro fue amenizado por una señora china cantando en chino y
gesticulando con los brazos.
Nos esperaban Nuvara, Suzan y otras turcas. Nuvara y
Suzan se saltaron hoy la conferencia para ir al Mont Saint Michel en un viaje
de cinco horas de ida y otras tantas de vuelta. A mí que me lo pongan por la
tele.
Una griega también pasó de ir hoy. Ayer, cuando se
despidió, me dijo que hoy “tenía” que ir a Eurodisney.
Otras desaparecidas se etiquetaron inocentemente en
Facebook descubriendo sus destinos, estando de compras en Louis Vuitton o en
una terraza de los Campos Elíseos.
Pasamos una hora aproximadamente en la terraza. Nos
despedimos de todas excepto Nuvara, que vino a visitarnos al hotel un rato.
Ahora son casi las cuatro de la mañana. Mis dos
griegas han entrado en coma hace apenas unos minutos. Confesaron haberse levantado
a la una de la tarde. Por eso no las vi en toda la mañana.
Cambio y corto.
Buenas noches desde París…………. ¿o tendría que decir ya
buenos días?
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