A las nueve y media desayunamos arroz con leche, tostada con tomate, queso y hierbas, hojaldre con crema pastelera, tortilla campera con patatas alrededor, melón y fresas.
A las diez y media fuimos Laura y yo al hotel Hydroussa para asistir a la reunión sobre la nueva página web de WISTA. La sala donde tuvo lugar parecía la salita de casa de una abuela.
A Laura le ha sucedido una cosa graciosísima. Cuando estuvimos aquí hace dos años y medio, ella y su hermana hicieron una excursión a la isla de Hydra, que les encantó. Al llegar aquí el jueves, descubrió que en realidad no habían estado en Hydra, sino en Poros. Al bajar del barco se dio cuenta de que era la primera vez que estaba aquí. Se habían bajado del barco en la isla anterior.
El puerto estaba repleto de domingueros y turistas
Esta mañana se marchó bastante gente. Quedamos unas quince por aquí todavía.
El chino vino con nosotras. Lo pasó bomba. Se compró unas gafas de bucear y un tubo. Se pasó todo el día metido en el agua.
Sue Ellen nos ofreció una estampa inolvidable. Se presentó en bikini rosa, gorro de baño años 70 rosa y gafas de bucear rosa. Cuando intentó salir del agua no era capaz, así que tuvo que ponerse de rodillas y salir a cuatro patas. Nosotras, que estábamos en la terraza con vistas desde primera fila, lo pasamos de muerte viéndola.
Otra que nos ofreció bastante entretenimiento fue la propietaria del local, novia de un armador griego muy conocido cuyo nombre no voy a dar. Al principio dudé si era la hija, pero luego me sacaron de mi inocencia.
De vez en cuando se levantaba de la mesa donde estaba con su pareja y otras miembros de WISTA porque la conversación no iba con ella en absoluto. Se acercaba a la barra y se colocaba junto a un maromo espectacular. Bailaba al lado del maromo sin dirigirle la palabra en ningún momento pero cruzándose unas sospechosas miradas. El maromo pasó todo el día sin moverse de su esquina de la barra. Ella venía de vez en cuando. Os dejo imagen de sus cómodos zapatos. Las chanclas de al lado son las del maromo.
Comimos souvlaki, pizza y sushi. No pude evitar beber una Coca Cola griega. Bueno, fueron dos.
A las seis y media volvimos en barquito al puerto principal. Tuvimos el tiempo justo de ir al hotel y ducharnos porque quedamos a las ocho menos cuarto para ver la puesta de sol y luego cenar.
De la puesta de sol se nos rajaron tres, nuestra presidente, Thea y Nuvara, que no están acostumbradas a cenar tarde. Tuvieron que abandonarnos para comer algo. Las nueve que quedábamos y el marido de una de ellas, fuimos a un restaurante que Haris nos recomendó. Cenamos comida casera griega deliciosa en una terraza bajo un tejado de hojas de parra.
Hacia las doce nos despedimos. Alicia y yo fuimos con Nuvara y Yukse a su hotel un rato. A la una me acosté. Dejé a Alicia preparando su maleta, con gran dificultad por culpa de ese misterio que sucede en todos los viajes.
Buenas noches desde Hydra.
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