4 oct 2013

Una cateta en Canadá (Día 13)


03:05. Desperté con congestión nasal. El catarro que vengo incubando desde el domingo dio por fin la cara. Conseguí dormirme otra vez hasta las seis y media.
Las sesiones de la conferencia empezaron a las ocho y media. Uno de los primeros en hablar fue el gran jefe de la naviera CSL. Comenzó su ponencia contándonos que su hija es miembro de WISTA y que estaba sentada entre nosotras. Enseñó una foto de cuando ella tenía once años y nos contó una anécdota de su infancia. La cara de la pobre era un poema.

Todos los ponentes de la mañana fueron interesantes. Estuvo entre ellos el dueño de Fednav.
Las holandesas, como todos los años, trajeron su sorpresa naranja para llevar puesta durante la conferencia. Este año han hecho unas pulseras de goma y unos tatuajes que llegaron por mensajero desde Holanda por la tarde.
Hay una holandesa que lleva los pelos de colores. Este año lo trae de color rojo. Se pone rímel azul, así que parece un arcoíris.
A las doce comimos un menú exquisito con ensalada servida en un vaso, pescado sobre una salsa de color verde riquísima y un parfait delicioso. Entre el segundo plato y el postre nos dio un discurso la ministra de transporte, que nos hizo reír a carcajadas con sus ocurrencias. En lugar de dedicarse a la política podía hacer carrera en el espectáculo. Fue hilarante. (https://soundcloud.com/user265747715/minster-of-transport-lisa-raitt)

Las sesiones de la tarde duraron hasta las cinco. Una de las ponentes no pudo venir porque está pasando la gripe. La llamaron por teléfono e hizo su exposición a distancia.

Una nigeriana grandísima apareció subida en los zancos de la foto. Para rematar, lleva el pelo a lo afro, así que sobresale por encima de todo el mundo escandalosamente.
Unas cuantas subimos a la habitación de Sanjam, que es una india de la casta de los Singh, para ver el sari que pretendía que yo me pusiera para la cena de esta noche. Va a ser que no. Dice que el año que viene va a llevar unos cuantos a Chipre para que nos los pongamos. Va a ser que no.
Nos sentamos a charlar en las camas sobre las costumbres matrimoniales de la India. Ella se casó por amor con un compañero de facultad, cosa que no le hizo ninguna gracia a la suegra. Las madres de varones son invitadas a casas de jóvenes casaderas para elegir la esposa adecuada para sus hijos. La suegra se perdió la diversión que, al parecer, eso supone. Tampoco recibió dote.
Como dijo Danae, Sanjam hizo como el que va a comprarse una casa y se salta a piola al de la inmobiliaria contactando directamente con el propietario.
Por cierto, Danae sufrió un accidente en el vuelo desde Grecia. Le cayó un vaso encima del iPad, provocando una tragedia.
Sanjam, como es costumbre en la India, vive en casa de la familia del marido, con todas las generaciones vivas compartiendo vivienda. Tienen ocho sirvientes.
A las seis y cuarto nos fuimos cada una a su habitación a cambiarnos para asistir a la cena de gala en el mismo hotel. Hoy no hemos salido a la calle para nada.

Las nigerianas llevaban sus trajes de chintz con cachirulos en la cabeza. Una de las dos japonesas apareció de kimono. Fue alucinante verla bailar “It’s raining men” de esa guisa, con las chanclas de madera, los calcetines blancos y las catorce capas de ropa encima.
Los tatuajes de las holandesas tuvieron un tremendo éxito. Espero que sean fáciles de borrar porque yo lo llevo en el cuello. Como tenga que salir a la calle con él, me van a confundir.
La cena se celebró en un salón enorme con las mesas decoradas de una forma muy original.
Compartí mesa con la presidente de Turquía, Laura, Elpi de Grecia, una estadounidense, una canadiense, una danesa y la hija del señor de CSL, que es abogada en Nueva York. Tiene la oficina en el edificio Chrysler. Alucinante.
Antes del postre tuvimos discurso. Esto de que te hablen a mitad de la comida no me parece correcto. Yo, si empiezo a hacer la digestión, ya no tengo ganas de postre cuando llega.
El ponente era Marc Garneau, el primer astronauta canadiense. Nos contó cómo llegó a serlo y las sensaciones que se experimentan antes y durante los vuelos que realizó en el transbordador espacial. El postre eran tres cáscaras de huevo rotas por arriba con cremas de varios sabores dentro.
El baile empezó enseguida. Como siempre, “Dancing Queen” fue la canción más bailada y cantada.
En una esquina de la sala había un fotomatón para sacarse fotos de broma con sombreros y pelucas. Hicimos buen uso de él pero no pienso enseñar los resultados. Digamos que lo que pasa en WISTA queda en WISTA.
A las doce las españolas salimos sigilosamente de la sala para irnos a dormir. En una de las muchas salas de conferencias del hotel estaban preparando un congreso de artefactos médicos. Había dos muñecos tumbados en camillas. Uno de ellos con calcetines.

Buenas noches desde Montreal.

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