Mario cruza a la isla de Tavira en el primer barco de la mañana y pasea su mercancía en una cesta de mimbre como la de Caperucita, al grito de: “Boliiiiiiiiiiiiiiiiinhaaaaaaaaaaaaaaaas”.
Nunca he comido las “bolinhas” de Mario. Son donuts en pelota de tenis, sin agujero, hechas de masa y cubiertas de azúcar gorda. No es el manjar más adecuado para un día de playa, pero él insiste con su gracia y simpatía. Algo venderá cuando vuelve todos los días.
Entre él y yo se ha establecido una especie de pelea de gallos sin contacto. Según lo veo venir por el camino del embarcadero, mientras desayuno, grito a todo pulmón: “Boliiiiiiiiiiiiiiiiinhaaaaaaaaaaaaaaaas”. Y él me responde con el mismo grito.
Me parto. Acabo de buscar en internet y resulta que en YouTube hay un video suyo. No hay nada más que contar después de verlo. Mario ya es un personaje mediático.
Nunca he comido las “bolinhas” de Mario. Son donuts en pelota de tenis, sin agujero, hechas de masa y cubiertas de azúcar gorda. No es el manjar más adecuado para un día de playa, pero él insiste con su gracia y simpatía. Algo venderá cuando vuelve todos los días.
Entre él y yo se ha establecido una especie de pelea de gallos sin contacto. Según lo veo venir por el camino del embarcadero, mientras desayuno, grito a todo pulmón: “Boliiiiiiiiiiiiiiiiinhaaaaaaaaaaaaaaaas”. Y él me responde con el mismo grito.
Me parto. Acabo de buscar en internet y resulta que en YouTube hay un video suyo. No hay nada más que contar después de verlo. Mario ya es un personaje mediático.
1 comentario:
Siempre me hizo mucha gracia lo de las bolinhas y más como lo entonan.
Caen muy bien después de comer, cuando tienes la boca bien seca, para eso las hay con "crem" o sin "crem".
JL
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