31 oct 2019

Una cateta en Miami e Islas Caimán (Día 8)

A las seis de la mañana sonó el despertador del teléfono de Jeanne para ir al paseo por la playa con recogida de basura incluida, actividad organizada por CARIBMEPA. Me negué a salir de la cama a esa hora.
Ayer la presidente de WISTA Cayman bromeaba sobre esto, ya que las playas están perfectamente limpias. Le dijo a Carleen, la organizadora, que podían levantarse un poco antes para desperdigar algo de basura por el camino y así darle vidilla al paseo.
La ropa que lavamos ayer por la mañana y tendimos en la terraza seguía aún húmeda. Tuvimos que meter el tendedero dentro del apartamento para terminar de secarla. Ahora entiendo por qué hay una secadora encima de la lavadora.
A las nueve menos cuarto pasé al Marriott para asistir a la reunión de presidentes de países WISTA en nombre de la presidente de WISTA Spain. Esta vez soy la única representante de nuestro país.
Estropeándonos la vista lleva desde ayer fondeado frente a nosotras el Saipen 7000, la segunda mayor grúa marina del mundo.
¿Qué tienen que ver las Islas Caimán con el sector marítimo? Es una de las principales banderas de registro de conveniencia para grandes yates y buques mercantes. Todos los barcos tienen que estar abanderados en algún país. Las banderas de convenienciase utilizan para pagar menos impuestos y para estar sujetos a una normativa algo menos estricta.
A las nueve en punto comenzó la sesión y con ella la conferencia de WISTA International. Las sesiones de hoy tienen por objeto informar y votar la gestión y los proyectos futuros de WISTA, así como elegir a las nuevas miembros del comité ejecutivo internacional.
Durante la mañana, con asistencia de una representante por cada país, nos sentamos por orden alfabético. A mí me tocó junto a Linda de Suecia. Linda es oficial a bordo de un buque rompehielos.
A las doce paramos para comer con todas las miembros presentes en el bufet del hotel.
La sesión de la tarde comenzó a la una, con presencia de unas 200 delegadas venidas de 35 países.
Todos los años las holandesas nos hacen un regalo a todas las participantes. En Canadá nos regalaron unos tatuajes simpatiquísimos que dieron mucho juego en la cena de gala. En Chipre nos dieron unas pashminas naranjas. Hoy me puse la mía por encima por culpa del aire acondicionado.
Este año ha sido una caja de pastillas de naranja y menta. WISTA Turquía se ha unido a la tradición regalándonos unas pulseras muy monas.
A media tarde paramos unos minutos para reponer fuerzas e ir al baño. A Pia, la presidente de WISTA Noruega, se le ocurrió invadir el servicio de caballeros para agilizar. Cuando salimos de los cubículos nos encontramos con un señor a punto de bajar la cremallera del pantalón.
En la merendola ofrecían scones con crema y mermelada de fresa. Cayeron dos. He perdido la cuenta de los años que hace que no comía uno.
A las cinco y cuarto de la tarde finalizamos la jornada de trabajo. 
Volvimos al apartamento para cambiarnos de ropa para la cena. 
Ya se había puesto el sol cuando cruzamos al hotel para tomar el autobús que nos llevaría a un restaurante junto al mar. Después de escuchar interminables discursos pudimos comer algo en un bufet. Unas cuantas nos marchamos un poco antes de terminar porque Jeanne quería ver el partido final de las series mundiales de baseball. Según nos contaron después, hubo baile animado por la orquesta caribeña que tocaba cuando nos fuimos.
Vimos el partido en el mismo bareto donde desayunamos ayer. 
Ni yo ni Sue nos enteramos de lo que estaba pasando en el juego, sólo que Washington ganó al final. Me recordó al cricket, un juego del que no entiendes nada y que parece que nunca se acaba.
Entramos en el Marriott a ver qué ambiente había. El bar estaba tomado por miembros de WISTA, así que tuvimos que hacer una parada antes de volver al apartamento sobre las doce de la noche.
Buenas noches desde Grand Cayman.









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