21 oct 2018

Una cateta en Noruega (Día 4)

Seis grados centígrados para empezar el día.
Da gusto entrar en el cuarto de baño en Noruega. El suelo está calentito. 
El agua del grifo sale tan fría que al lavarte los dientes te duele. Por eso en los aeropuertos los lavabos echan agua templada.
En este hotel pasan cosas raras. Ayer me encontré a un sujeto entrando de la calle en chanclas y a un perro haciendo el check in. Suerte tuvo el perro que en este hotel hay humanos en el mostrador.
A las nueve quedamos para desayunar en el comedor del hotel. Estuvimos más de una hora, hasta que nos echaron de allí.
A las once menos cuarto fuimos al hotel Radisson Blue, donde nos habían citado para hacer un RIB safari, que es subirte a una lancha de traficante a dar saltos por el agua a 25 nudos. Sólo nos faltaron los fardos y la Guardia Civil haciéndonos luces desde el helicóptero. 
Nos llevaron primero a las oficinas de la empresa de excursiones. Allí nos facilitaron el equipo completo para no morir en el intento. El gorro andino es mío. Lo compré aquella vez que tuve que ir a Dublín en febrero y me salvó de perder las orejas.
Aparte de nosotros cinco iban seis personas más, en su mayoría suecos. Fue simplemente alucinante. Paramos varias veces para tomar fotos y ver águilas, cormoranes, e incluso estrellas de mar en el fondo del agua, que se veía perfectamente. Nos bajamos en un lugar desierto que se llama Hella a tomar un tentempié consistente en magdalenas gigantes, café o té. Yo tuve que tomarme la mía a palo seco porque no bebo ninguna de las dos cosas. 
Hacía frío, pero era perfectamente soportable gracias al equipo que llevábamos puesto. Nos llovió poco, aunque había muchísima humedad.
Dando botes por el agua nos reímos muchísimo. Thea daba alaridos cada vez que caíamos de golpe. El año pasado hicimos algo similar en Rotterdam, aunque Thea y su marido se limitaron a vernos partir desde la ventana de su habitación. Hay un video que grabaron en el que se les oye reír sin parar. Thea y Denny se ríen continuamente de todo. Deben de levantarse con agujetas en el estómago todos los días.
A las dos nos depositaron sanos y salvos en el embarcadero junto al hotel. 
Comimos en una pizzería y fuimos a recoger nuestro equipaje.
A las cuatro menos cuarto nos recogieron en un minibús Mercedes recién estrenado. Nos llevaron a un campamento en mitad de ninguna parte cerca de Straumsbukta, donde íbamos a pasar la noche en unas tiendas con la esperanza de ver la Aurora Boreal.
Nos dejaron un par de botas a cada uno para que no mancháramos las nuestras. Parece que no ha parado de llover en varios meses. El campamento está completamente encharcado. 
El minibús no pudo llegar hasta el mismo emplazamiento, de modo que tuvimos que cargar a peso con las maletas durante varios metros para que no se nos mojaran. Yo no veía el momento de soltar la mía.
Las tiendas están perfectamente acondicionadas con calefacción, cama, dos butacas y luz eléctrica. Hay también una cabaña de madera donde nos reunimos a pasar la tarde/noche. 
Sobre las siete llegaron Kathy y Mark, que viven cerca de Nueva York y venían desde Londres, donde Kathy tuvo varias reuniones de trabajo antes de venir.
Una vez todos instalados, cenamos un guiso de bacalao según una receta portuguesa que nos preparó el dueño del campamento. Este se marchó y nos dejó con una joven polaca que nos estuvo atendiendo perfectamente.
Después de la cena estuvimos charlando a la espera de que apareciera la esperada Aurora. También hubo cánticos pero, como siempre decimos, lo que sucede en WISTA, permanece en WISTA. No se pueden compartir los videos. 
Una aurora se produce cuando una eyección de partículas solares cargadas choca con la magnetósfera de la Tierra. Esta "esfera" que nos rodea obedece al campo magnético generado por el núcleo de la Tierra, formada por líneas invisibles que parten de los dos polos. Esto lo dice Wikipedia.
En cierto momento salí fuera a darles un susto de muerte desde una de las ventanas.
La Aurora no tuvo a bien aparecer, así que a las once de la noche nos fuimos a dormir.
En mi tienda hacía más frío que en la cabaña, de modo que tuve que tocar el termostato de la chimenea de pega. Enseguida estuvo perfecto.
Buenas noches desde Straumsbukta.










No hay comentarios: