23 oct 2018

Una cateta en Noruega (Día 7)

Cinco grados centígrados para empezar el día.
Me levanté a las seis y media para estar en la sala de desayunos a las siete y media. Supe por Thea que esta noche sucedieron dos eventos importantes: apareció la aurora boreal a las cuatro de la mañana y nevó. No me enteré de ninguno.
A las ocho y media nos recogieron en un mini bus para llevarnos de vuelta a Tromsø.
A las nueve y media estábamos desembarcando en el hotel Scandic, donde se va a celebrar la conferencia de WISTA.
Llevo un par de días sin poder desbloquear el teléfono con el dedo pulgar. Tengo los dos despellejados del frío, así que el iPhone no los reconoce como míos.
El paisaje por el camino era espectacular. Había estado nevando toda la noche. Los picos de las montañas aparecían nevados. Un tímido sol brillaba. Pasamos por varios fiordos, con sus casitas de madera al borde del agua.
En el hotel comenzó la locura. Estaban desayunando muchas miembros de WISTA llegadas los últimos días. Besos y abrazos por todas partes y mucha alegría de volver a ver a amigas que no he visto desde el año pasado.
Jeanne se fue corriendo a la reunión del comité ejecutivo de WISTA. Karin y yo ya nos hemos librado de esa responsabilidad, de modo que tuvimos todo el día libre. 
Dejamos el equipaje en la habitación de Alex, la de las iguanas. Tomamos un taxi gigante para ir a Fjellheisen, el teleférico que te lleva a Storsteinen, que es la montaña que se ve justo enfrente del hotel. 
Tremenda sorpresa al llegar a la cumbre. Pude ver la nieve y jugar con ella. Alex, que vive en Florida, y yo, disfrutamos como dos buenas catetas.
El remate fue cuando se puso a nevar durante un rato. Fue el único momento del día en que se cerró el cielo. Tuvimos la suerte de que nos pillara allí arriba.
Karin y Joan, las dos holandesas, estuvieron tirándose bolas de nieve como si tuvieran siete años. Poca seriedad o ninguna.
Tomamos un chocolate caliente en la cafetería antes de volver a bajar en el teleférico. Vistas espectaculares. En la foto se puede ver nuestro hotel a la popa del crucero azul y blanco atracado en el puerto.
Decidimos volver andando hasta el hotel haciendo una parada en la Actic Cathedral  y cruzando el puente que se ve en la foto anterior.
La catedral no tienen gran interés por dentro, solamente lo curioso de su diseño.
Paramos a comer en un restaurante junto al hotel.
Al volver pude hacerme con la llave de mi habitación y, por fin, sacar la ropa de la maleta. Tuve que planchar algunas cosas, ya que llevan una semana sin salir del fondo.
Bajé a reunirme con las demás. En el hall había una tremenda algarabía. Acababa de llegar la delegación griega, siempre ruidosa. Nuevamente abrazos de bienvenida. 
A las cinco tuve un rato de tranquilidad en mi habitación para terminar de deshacer el equipaje y descansar un momento.
Fuimos unas cuantas a comprar botellas de vino para montar un bar en la habitación de Alex. Nos citó allí a las seis y media antes de salir a cenar. 
Invadimos un restaurante italiano y luego el pub que hay enfrente del hotel.
Conocí a Kathy Metcalf, presidente del Chamber of Shipping de los Estados Unidos. Creo que no me he reído tanto con nadie en mi vida.
A las once y media, con 0ºC, volvimos al hotel.
Buenas noches desde Tromsø.






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