5 oct 2017

Una cateta en Holanda (Día 3)

Cuando me acosté ya sabía que el estómago me iba a dar la noche. A las tres de la mañana y trece minutos desperté por primera vez y tuve que hacer mi primera visita al baño. Ni que hubiera comido saltamontes secos.
A partir de ahí fue dar vueltas y vueltas hasta que a las seis y media salí de la cama para darme una ducha y escribiros un rato.

Estuve viendo en internet el discurso del rey de ayer por la noche mientras me comía unas tortas de aceite de Inés Rosales que traje para desayunar. 
Que sepáis que estamos en boca de todo el mundo. Hoy hasta el revisor del tranvía nos ha preguntado por Cataluña.
A las nueve me reuní en el hall con Mercedes, Sara, María José y María la sueca para ir a Delfshaven en tranvía. Es un puerto interior con edificios históricos y gabarras atracadas. Es de las pocas cosas antiguas que quedan en pie en Rotterdam. Casi todo son edificios modernos y arquitectura vanguardista. En 1940, a causa de los bombardeos de la Luftwaffe, el centro  quedó arrasado.
Nos sentamos allí a tomar algo para volver al hotel sobre las diez y media. 
Estuvimos charlando con las holandesas en el mostrador de registro de la conferencia y probando las pulseras Shake-On. Hay que descargar una aplicación en el móvil y conectarla con la pulsera por Bluetooth. Cada vez que le das la mano a alguien para saludar, los datos de esa persona pasan a tu pulsera y de ahí a una lista que sale en la aplicación. De ese modo no es necesario entregar tarjetas de visita. No se puede dar la mano suavemente. Tienes que hacerlo con energía, así que estamos todas moviendo los brazos con insistencia hasta que se enciende una luz verde en la pulsera. Habrá lesiones graves a causa de las pulseras. 
Subí con Sara a su habitación para conectarle el ordenador a internet porque no era capaz de enganchar con la red del hotel. Es lo que sucede cuando usas Windows, que pasan cosas raras. Solucionado el problema, subí a mi habitación a quitarme los vaqueros y vestirme de conferenciante.
A las doce menos cuarto bajé para asistir a la comida previa a la conferencia internacional de WISTA. No hay mejor lugar que éste para celebrarla. En Rotterdam está el puerto más grande de Europa, Europort. Durante más de 40 años el mayor puerto del mundo. Ahora tiene por delante a Singapur y Shanghai. En el primero ya estuve. En el segundo espero no estar. Ya sabéis de mis problemas con los chinos y sus pies.  
Comí un poco de arroz y salmón. 
A la una en punto comenzó la reunión anual de WISTA, donde se trata la gestión de la asociación, y se vota a los nuevos miembros del comité ejecutivo. Este año Karin Orsel se despide como presidenta y Despina la sustituye. Su primer discurso fue tan bueno que no se oía una mosca en la sala, de lo atentas que estábamos todas escuchando sus palabras.
También tenemos nueva secretaria, la neozelandesa de los pies normales.
Se entregó el premio a la personalidad del año a la primera mujer capitán de la marina india. Vino en persona a recogerlo. Nos estuvo contando el rescate de un barco de pesca en el que participó estando navegando. Llevaban siete días a la deriva. Cuando los recogieron, ya estaban celebrando sus funerales en casa.

Poco antes de finalizar la reunión hicimos un pequeño homenaje a Karin, que ha sido nuestra presidenta durante los últimos seis años. La música de fondo es el himno informal de WISTA.

Tuve tiempo de darme una ducha rápida antes de salir para el cocktail que se celebraba en el museo marítimo, a unos minutos andando del hotel. Hacía frío y lloviznaba ligeramente.
El alcalde de Rotterdam nos dirigió unas palabras antes de subir a la primera planta a comer algo, supuestamente. Digo supuestamente porque yo sólo pillé unas patatas fritas y un bollo de pan sin nada dentro. Sobre las mesas altas había unos recipientes conteniendo sal, aceite y mantequilla. Supusimos que eran para el pan. Pan con sal.
En la lejanía pude ver algunos recipientes negros que seguramente contenían algún tipo de comida. De verdad, en este país pasan unas cosas muy raras. Después de haber visto al bebé de goma sonorizado estoy realmente impresionada.
Conocí a Cleopatra Doumbia-Henry, presidente de la World Maritime University, un personaje. Es la señora calva de la foto. 
Volvimos al hotel de las clases altas a sentarnos en el restaurante. Algunas cenaron. Yo me abstuve para no despertar a la bestia esta noche.
A las once y media di por finalizado el día porque estaba simplemente machacada.

Buenas noches desde Rotterdam.

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