13 nov 2016

Una cateta en alta mar (Día 11)

Aunque desperté a las seis, aguanté en la cama hasta las siete en previsión del largo día que me esperaba.
A las siete y media fui a The World Stage, el teatro del barco, para asistir a la conferencia de hoy. Tuve que atravesar el casino, donde un individuo estaba muy concentrado jugando con una máquina tragaperras.
Nicki desayunaba una Coca Cola para darse un chute de energía. Estamos todas hechas polvo.
Las sesiones comenzaron a las ocho de la mañana, con la presencia del presidente de la naviera Holland America y dos vice-presidentes. También tuvimos con nosotros al capitán, jefe de máquinas y hotel director. Al capitán me lo encontré el jueves pidiendo un helado junto a la piscina. Estuvimos charlando un momento. Nos conocimos cuando el barco nos visitó en España el pasado septiembre.
Ayer la máquina del barco estuvo en marcha todo el tiempo que estuvimos en la isla para que mantuviera su posición exacta en paralelo, perfecta para sacar miles de fotos. Es uno de los miles de detalles que tienen a bordo.
Dejan animales muertos en la habitación, pasan varias veces a recoger las papeleras y poner orden en el cuarto de baño, ponen chocolatinas sobre la almohada, colocan unas alfombras de goma sobre la cama el primer día y el último para que pongas la maleta encima, los camareros están continuamente pendientes de tus necesidades en los restaurantes, y nunca les falta una sonrisa en la cara.
Tenemos con nosotras una delegación de Egipto. Son tres hombres y una mujer. Uno de ellos siempre lleva sombrero. Son provisionistas de buques. Parece ser que ella es la jefa. Ni habla inglés ni se relaciona con nadie. Nadie tiene muy claro a qué han venido.
Ayer me descubrí tres picaduras en el brazo. Espero que no sea Zika. Dos de nuestras miembros americanas no han venido porque han sabido recientemente que están embarazadas. Sus médicos les recomendaron quedarse en casa para evitar el riesgo.
Tuvimos el primer descanso a las diez. Salí a cubierta a tomar un poco el aire. Estábamos navegando en mitad de ninguna parte. Hacía un día estupendo. Mi madre me escribió diciendo que ya están encendiendo la calefacción por las noches en casa. No me hago a la idea.
Hoy el barco no toca ningún puerto. ¿Habremos desaparecido en el Triángulo de las Bermudas? Internet sí que tengo. ¿Os estaré escribiendo desde el más allá?
A la hora de comer fuimos unas cuantas a comer pizza. Nos sentamos junto a la piscina.
El barco navegaba a mínima velocidad. No hay tanta distancia desde Las Bahamas hasta Fort Lauderdale como para ir a velocidad normal desde que salimos de la isla ayer por la tarde.
Los demás pasajeros nos miraban con cara de lastima. Ellos en bañador tomando el sol y nosotras elegantemente vestidas para la conferencia. Muchos nos preguntan en los ascensores qué es WISTA.
A las dos menos cuarto reanudamos las sesiones. Este año las sesiones han sido bastante entretenidas y muy dinámicas. No se me hizo el día nada largo. A pesar de haber dormido poco no me entró sueño en ningún momento.

Al dar por concluida la conferencia, las holandesas nos regalaron un papel con unas semillas de tulipán. Al volver a entrar en Estados Unidos hay que declararlas en el documento que se presenta en la aduana. Nos han aconsejado que las llevemos en el bolso de mano y no intentemos esconderlas.
A las ocho subimos a cenar al comedor. Recibimos instrucciones de traer ropa de color blanco para esta noche. Si el resto de pasajeros ya alucinaba con nosotras, hoy fue el remate.
La presidenta de WISTA Hong Kong apareció en bata porque no tenía ropa blanca. Triunfo absoluto.
El vicepresidente de la  naviera pidió prestada una chaqueta blanca en el barco. Lo único que le encontraron fue una de camarero, y con ella apareció por el comedor.
Incluso Ektoras fue a cenar vestido de blanco.
Cuando terminamos de cenar nos sacamos miles de fotos. Luego subimos a la cubierta 12, donde teníamos una zona reservada para bailar. El presidente de la naviera Holland America se unió a nosotras. Creo que no lo ha pasado tan bien en su vida como esta noche. Lo que se rió ese hombre.
A la una y media Laura, María y yo nos marchamos. Ahora son las dos y cuarto y aún estamos levantadas.
Se me olvidaba. Hoy el bicho muerto era un pavo real.


Buenas noches desde el Triángulo de las Bermudas.




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