A las seis de la mañana me levanté, me
arreglé y subí a la cubierta nueve a ver el paisaje. Al fondo se veía un
crucero fondeado junto a una de las islas. Al pasar por el gimnasio vi que
había bastante actividad. Laura estaba subida en una elíptica, Martina acababa
de correr y Mary levantaba pesas. En una sesión de yoga había no menos de 20
personas.
El barco navega con cierto balance porque
sopla algo de viento, pero no hace ningún tipo de ruido. Sólo en las maniobras
se nota algo.
A las siete y media fui a desayunar a la
puerta de The World Stage, el teatro del barco que hemos alquilado para las
sesiones de WISTA. Hoy se celebró la
reunión anual donde se tratan temas internos de la asociación.
Comenzamos a las ocho en punto.
Muchas se fueron incorporando más tarde. En la parte delantera se sientan un
máximo de tres representantes de cada país, que son las que tienen voz y voto.
Al tratarse de un teatro y no tener mesas, en lugar de poner las banderas o los
nombres de los países, se les ocurrió a las americanas colocar unos cuadrantes
en los respaldos de las butacas con el nombre de cada país bordado.
Como nos sentamos por orden alfabético, me
tocó al lado una sueca que me contó que ayer les tiraron las maletas al agua al
embarcar. Se las devolvieron por la noche con toda la ropa limpia, algún par de
zapatos y otros objetos destrozados por el agua.
La reunión transcurrió sin problema,
incluso terminamos un rato antes de lo previsto. Holanda presentó la
conferencia del año que viene a celebrar en Rotterdam y se votó la sede de
2018, que será Tromso en Noruega. Vamos a pasar un frío
de la muerte porque pretenden hacerlo a finales de octubre.
A la una
atracamos en Nassau. A la una y media desembarcamos para ir a la
presentación oficial de WISTA Bahamas.
Todos los niños
que veis en las fotos vienen acompañados de sus respectivas abuelas que se
hacen cargo de ellos mientras las madres están en la conferencia. Hoy sacamos a
pasear a Ektoras y a Federica, la niña de Belén de Argentina. También vinieron
Knut y Eric, los niños de Birgit. Esos abuelos son más listos porque sabemos
que están a bordo pero no les vemos el pelo.
En Nassau no hay
semáforos y los negros son tan negros que no se les ve la cara en las fotos.
Los semáforos son sustituidos por unos policías muy elegantes que
dirigen el tráfico.
Fuimos caminando
hasta una carpa donde nos ofrecieron comida. Yo, la verdad, no me atreví a
comer y bebí agua mineral directamente de una botella. Tuvimos que esperar un
buen rato a que vinieran las autoridades, entre ellas una ministra. Otra
ministra, ésta de la iglesia local, bendijo la celebración y hubo varios
discursos. Me despisté un rato para ir a sentarme a descansar a una
silla y luego a echar un vistazo por los alrededores con Catherine, presidenta
de WISTA de Hong Kong.
El color del
agua es azul verdoso. Hacía un calor importante.
Lo poco que pude
ver de Nassau fueron las calles alrededor del puerto. Estaban llenas de
turistas de los cuatro barcos atracados hoy visitando los muchos bares y
tiendas de la zona.
Varios negros
oscuros vendían caracolas que vaciaban ellos mismos junto a sus
barcas. María compró dos. Aunque viaja en business, no sé dónde va a meter todo
lo que lleva adquirido hasta ahora. Me tiene el camarote lleno de bolsas y
paquetes.
Regresamos al
barco sobre las tres. Me quedé muerta con el estilismo capilar del policía de
la puerta de la terminal.
Comí en la
piscina con Despina, Ektoras y su madre, que tampoco habían probado bocado en
tierra.
A las cuatro y
media comenzaron las charlas. Elegí una sobre el tratamiento de residuos a
bordo del barco, a cargo del oficial medioambiental. Seguro que os preguntáis
que para qué me sirve a mí saber cómo tratan la basura en un barco. Parte de mi
trabajo es gestionar que los buques descarguen los residuos que llevan a bordo
cuanto están en puerto.
A las seis menos
cuarto terminó la charla. Fui rauda y veloz al camarote a darme una ducha y ponerme
elegante para el cocktail y la cena. De camino le dejé a Despina un par de
camisas para planchar. Está hospedada en una suite y tiene servicio de plancha
incluido. En el barco no se pueden tener planchas de viaje en los camarotes.
Mientras
estábamos en el cocktail el barco salió de puerto, a las siete en punto. Era
completamente de noche.
A las ocho y media
fuimos al comedor a cenar. Cada pasajero tiene una mesa asignada y una hora
para la cena. Todos los participantes en la conferencia tenemos cena a las
20:15 horas. Mi mesa estaba vacía, de modo que me senté con los cuatro miembros
de la delegación dominicana. Vinicio me recomendó que comiera una sopa fría de
un fruto tropical cuyo nombre no recuerdo. Estaba exquisita. De postre tomé una
mini tarta de frutos rojos con helado de vainilla.
Al levantarnos
de la mesa, ellos se fueron al teatro del barco a ver un espectáculo. Yo me
senté con las griegas, que estaban a media cena todavía.
A las diez di el
día por finalizado.
Saliendo del
restaurante parecía que había bebido más de la cuenta. El barco se mueve y vas
dando tumbos por los pasillos. No he oído aún de nadie que se haya mareado.
Al entrar en el
camarote me encontré con otro bicho muerto encima de la cama. Esta vez una raya.
María apareció
al cabo de media hora.
Comentamos que
este año hay poca fiesta por la noche. Seguramente es porque la mayoría de las
europeas despertamos muy temprano y el cuerpo no da para tanto.
Buenas noches
desde el Triángulo de las Bermudas.
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